No existe divorcio en la Iglesia

Pbro. Lic. Netzahualcoyotl H Xochitiotzin Ortega

¿Puede uno divorciarse por la Iglesia? Son muchas las ocasiones que me han hecho esta pregunta. Y la hacen porque en las noticias han visto “divorcios católicos de famosos” o “anulaciones matrimoniales católicas…” Mi respuesta –de acuerdo con la doctrina de la Iglesia católica- ha sido y será siempre NO EXISTE DIVORCIO EN LA IGLESIA, tampoco existen anulaciones al matrimonio.

Las enseñanzas de nuestra fe hacen presente la afirmación de Jesús: “lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” El matrimonio católico es uno e indisoluble porque es sagrado.

Aclaremos ideas ¿Qué es un divorcio? ¿Qué es una anulación? divorciar significa que primero se realiza una unión y luego “se rompe esa unión”. La anulación indica que primero se realiza esa unión y luego “se borra”. En la Iglesia católica cuando existe el matrimonio no puede ser “roto o borrado”.

Entonces ¿Qué es lo que sucede en esas separaciones matrimoniales de católicos que se han difundido por los medios de comunicación? Continúo con un ejemplo que nos puede servir para explicar lo que sucede en algunos casos de separación matrimonial en la Iglesia: “Un niño, hijo de un gran millonario toma del escritorio de su papá un gran fajo de billetes, va a un concesionario de automóviles donde compra el auto “de sus sueños” paga en efectivo y ¡hasta le entregan la factura! La pregunta es ¿Ese contrato existió? Evidentemente todos respondemos que no existió el contrato, pues la razón es muy evidente: “un niño no está capacitado legalmente para hacer ese tipo de contratos” “un adulto no puede aceptar ese tipo de contratos” y todo lo que se realizó “ni siquiera existe legalmente” por ello si no existe contrato no podemos proponer que se deberá romper o se quiera borrar, sencillamente no existió…”

Como explicamos con el ejemplo del niño, también pueden existir casos matrimoniales donde no haya existido esa unión ante Dios, porque alguno de los contrayentes no podía o no quería realizar su compromiso como Dios manda.

Pongamos un ejemplo muy claro de la inexistencia de un matrimonio: “Cuando una persona ya casada por la Iglesia una primera vez se traslada a otra ciudad, vive “otro noviazgo” tramita con engaños y realiza “otro matrimonio por la Iglesia”. Aunque “todos vean” que se casó –esa segunda vez- por la Iglesia ¿Ese segundo matrimonio existió ante Dios? ¡Ciertamente que no! Pues a Dios no se le puede engañar.

Podríamos poner diferentes ejemplos de casos donde las circunstancias del matrimonio “hacen” que no exista el contrato–aunque todo por fuera parezca que si- A esto lo llama la Iglesia “nulidad matrimonial” y cuando alguien quiere aclarar si su matrimonio existió o no, entonces se deberá iniciar ante el tribunal de la Iglesia un proceso judicial para esclarecer si se dieron las circunstancias que determinaron la inexistencia del matrimonio.