Asesinos del espíritu

P. Ranulfo Rojas Bretón

Jesús fue muy claro a decirnos: “Cuídense de aquellos que pueden matar su alma”. Con ellos nos dejó abierta la puerta a la reflexión sobre los asesinos del alma o del espíritu. ¿Quiénes son los asesinos del espíritu o qué significa asesinar el espíritu? Es más fácil entender la expresión si recurrimos a ejemplos muy ordinarios. ¿Cuántas veces hemos oído decir: tú no puedes, tú no sirves, eres un bueno para nada, eres un inútil? Todas esas expresiones provocan que la persona que las escucha se sienta “aniquilada” en lo más profundo de sí. Aniquilada viene del latín “nihil” que quiere decir nada. Así que alguien aniquilado se siente nada. Se siente en expresiones coloquiales “una cucaracha”.

Con estas expresiones y la explicaciones ya podemos darnos cuenta que los asesinos del espíritu están muy presentes en la vida. El papá o la mamá que le dicen a su hijo o hija que es una tonta, o una inútil, le están matando el espíritu. Ni se diga las actitudes comunes de comparar y criticar. ¿Cuántas veces no escuchamos: “fíjate en tu primo” “habías de aprender a tu prima o primo o al vecino o a la vecina”? todas esas expresiones son acciones de verdadero asesinato y tal vez de manera inconsciente los papás se las dicen a sus hijos sin darse cuenta del efecto provocado.

La muerte del espíritu es la causa de que haya tantos hombres y mujeres con una autoestima tan baja que no sean capaces de hacer nada porque siempre escucharon expresiones como “tú no puedes” “tú no sirves” “no eres como fulano”. Entonces es muy común que efectivamente se sientan muy poco reconocidos, poco valorados, poco queridos, poco aceptados y que ello les lleve a la incapacidad para la realización.

La vida mediocre pasa por la convicción de la imposibilidad de lograr salir de la situación en que se está porque no se tiene confianza en sí mismo y padece inseguridad. La causa se encuentra en una vida donde su espíritu fue permanentemente asesinado.

Lo malo de todo esto es que si no nos damos cuenta del daño que nuestras palabras producen, no podremos corregir conductas para con los demás. Si a nuestros amigos les frenamos en sus proyectos, si en lugar de animarlos los desanimamos, les decimos que lo que quieren es imposible o que ellos no podrán lograrlo o que no se hagan ilusiones, les estaremos asesinando el espíritu. No se trata de crear falsas expectativas, porque no es lo mismo tener sueños que fantasear, debemos ayudarles a que no fantaseen pero jamás debemos aniquilarles en su espíritu acabando con sus sueños.

De hecho siempre hemos dicho que para lograr algo primero hay que soñarlo. Walt Disney hizo célebre la frase de “si puedes soñarlo puedes lograrlo”. Así que si queremos ayudar a alguien, en lugar de asesinar su espíritu habrá que favorecer el fortalecerlo porque así como se alimenta el cuerpo también el espíritu se puede alimentar y una manera de alimentarlo es apoyando, incentivando, animando el espíritu creador. Debemos continuamente decir: “no dejes de soñar” y ayudar a convencer de que nadie puede quitar los sueños, ni privar de ellos.

Valdría la pena hacernos una pregunta: ¿Eres de las personas que ayudan a fortalecer el espíritu de la gente que te rodea o eres un asesino del espíritu? Pregunta que puede ayudarte a cambiar si no estás haciendo lo correcto.