EL DISCERNIMIENTO DE LO BUENO Y LO MEJOR

Este domingo 12 de noviembre Mons. Julio César Salcedo Aquino m.j., Obispo de Tlaxcala, celebró la Eucaristía en la Santa Iglesia Catedral lleno de misericodia y amor entre sus fieles. Durante su homilía, Mons. nos recordó que necesitamos de la sabiduría de Dios para discernir y poder responder a cada una de las situaciones que vivimos, para ello nos regala el Don del Espíritu Santo y su gracia para elegir los caminos que nos llevan al encuentro con Él.

Nos ayudó a reflexionar a través de esta pregunta ¿Cómo nos preparamos para el encuentro con Dios?, Nuestro Padre nos da las herramientas para alistarnos, así como lo menciona en el Evangelio de hoy. Nuestra vida es un camino de preparación constante y nuestra FE es la lámpara de caridad al servicio de los demás. Si nos llenamos de: alegría, serenidad, sensibilidad, ayuda, comprensión, y comenzamos a compartir con nuestros hermanos, acercándonos a ellos nos llenamos de la luz divina y gracia para fortalecer nuestro Espíritu. Acompañado de la misericordia de Dios, con nostros y nuestros hermanos es como el Padre nos da la bienvenida a su reino.

Aunque parezca difícil, Dios NO pide cosas extraordinarias, sólo pide pequeños actos: la luz de cada día, los detalles, la caridad y lo que podemos dar a los demás. Pide que dejémos el egoísmo por nosotros mismos, extender nuestra misericordia, un discernimiento, no sólo en lo bueno y lo malo, sino en lo bueno y lo mejor.

Finalizó exhortándonos a cultivar cosas buenas en nuestra vida, ya que ésta es una lucha interior. Nosotros vamos alimentando lo bueno o lo malo. El lado que nosotros elijámos es el que prevalecerá, podemos apoyarnos en los Sacramentos y los Dones que Dios nos regala cada día.