2018 AÑO DEL SEÑOR

P. Ranulfo Rojas Bretón
“Suyo es el tiempo y la eternidad a Él la gloria y el poder por los siglos de los siglos”. Esta expresión
pertenece al rito de bendición del cirio pascual en la vigilia de Pascua, y con este rito se manifiesta
la convicción de la Iglesia de que el tiempo no solo es la medida que hay entre un antes y un
después sino que es parte de la historia salvífica en la que Dios sigue actuando en la historia del
hombre. Así que esperamos que en este año que comenzamos la voluntad de Dios se haga
presente y los creyentes tratemos de hacer que “lo que Dios quiere” sea parte de nuestra tarea.
Porque si bien Dios hará su parte, nosotros también tenemos que hacer la nuestra; no podemos
dejarle toda la carga al Señor de la historia solo porque suyo es el tiempo, nosotros somos
también “arquitectos de nuestro propio destino”.
Una de las cosas que más nos cuesta al iniciar el año es el asunto económico, terminamos el año
muy gastados y comenzamos el año sufriendo penurias. Esta situación ha tomado nombre y se
llama la famosa “cuesta de enero” en la que normalmente sufrimos la cruda del exceso navideño
en el que gastamos todo lo que teníamos y un poco más, con eso de que muchos ya tienen
tarjetas bancarias y de tiendas comerciales, tal vez no hubo moderación en el gasto y el exceso se
ve reflejado en los estados de cuentas o en los “pagos chiquitos” que se tendrán que hacer
durante muchos meses. Cada vez me convenzo de que si en algo sufrimos es en la carencia de una
educación para el uso correcto del dinero. Saber utilizar el dinero que de por sí es escaso es una
gran necesidad. He seguido conferencias en la que se habla de saber administrar los ingresos sean
pocos o muchos y la gente que sabe del tema habla así del uso que se debe dar al dinero y de
cómo administrarlo. La mayoría coincide en aplicar algunas fórmulas, según los especialistas, de lo
que ganes, por ejemplo, si ganas cien pesos así deberías distribuirlo:
10% ahórralo. Es decir, tenlo guardado y a la mano por si se ofrece alguna contingencia grave,
pero no lo utilices por utilizarlo. Es para cuando el agua llega al cuello y de pronto necesitas dinero
y no lo tienes.
10% inviértelo en tu formación o capacitación. Ve a un curso, cómprate un buen libro, asiste a
conferencias, en fin, con este dinero prepárate mejor para la vida y especialmente para desarrollar
tus capacidades y mejorar en lo que haces.
10% ocúpalo para darte un gusto. Cómprate algo que te guste, ve al cine, disfruta de una buena
comida, es decir, consiéntete.
10% regálalo a alguien que lo necesite o dedícalo a una obra de caridad. Es dinero para los demás,
no incluye alguien de la familia cercana, sino algún necesitado de la calle o alguna obra de tu
barrio o de tu iglesia.
60% con este 60 vive, o sea paga tus alimentos, luz, agua, teléfono, gasto de la familia, etc.
La correcta distribución del dinero te ayudará a no sufrir de más porque te enseñará a no gastar
por encima de lo que ganas, a saber invertir especialmente en lo que asegura más tu futuro y el de
tu familia. La cultura de la prevención, algo tan escaso en nuestra cultura mexicana, es ahora una
exigencia, especialmente hoy que los recursos son escasos, de hecho la economía se define como

la administración de los “escasos” recursos. Porque si de por sí tenemos poco y ni eso poco
sabemos ocupar será cada día más complicado. Si no queremos que enero sea una cuesta pesada
de subir o tal como están las cosas, que todo el año no suframos en demasía, entonces sí que
debemos tomar con seriedad el saber utilizar el poco dinero que llega a nuestras manos. Los
tiempos no están para despilfarrar lo que llega a nuestros bolsillos.
Parece que hoy la educación del ahorro que nos enseñaban en la primaria hoy se vuelve una
necesidad de primer orden.