CARAVANA MIGRANTE

P. Ranulfo Rojas Bretón
Vaya complicación que tiene que enfrentar el Gobierno Mexicano ante el fenómeno que se está dando en la frontera sur con los miles de Hondureños, Salvadoreños y Guatemaltecos que en una acción coordinada intentan llegar a los Estados Unidos mediante la llamada “Caravana Migrante”.
No se trata de una acción espontánea, de hecho no es la primera caravana, pero por el número que rebasa varios miles, se trata de un desafío a la diplomacia, la humanidad, los valores de solidaridad, ayuda mutua y respeto que pregona nuestra cultura mexicana.
No se puede obviar la presión que desde los Estados Unidos ejerce el Presidente Trump que quiere impedir a toda costa la llegada de la caravana a su territorio. Ha pedido a México que los detenga, exagera al decir que son “unos criminales”, no sorprende porque es el lenguaje común del presidente americano. También llama la atención aunque es explicable, el que el gobierno de Guatemala no haya cerrado su frontera o haya exigido un paso legal, es obvio que no intentaron detener la caravana y llegados a la frontera con México pasaron el problema a la guardia fronteriza.
Las escenas que vimos por los diferentes medios de dar el llamado “portazo” típico de algunos eventos como partidos de futbol, o conciertos donde la masa empuja hasta tirar las rejas, lo vimos en la frontera. Lamentablemente, también vimos las escenas de algunos migrantes arrojando piedras a la policía federal y el uso por parte de éstos de gas lacrimógeno, dañando a mujeres y niños. Finalmente los federales lograron bloquear a la caravana e impedir la entrada masiva y sin control. La caravana está sobre el puente y en las calles y plazas de Ciudad Tecún Umán de Guatemala, mientras que en Ciudad Hidalgo de México se vive la tensión.
El presidente Peña en un mensaje le apostó a un ingreso ordenado, seguro y legal, esto es, a garantizar que quienes tengan papeles, podrán pasar, que habrá permisos de residencia temporal, pero lo cierto es que muchos de ellos, tal vez la mayoría, no tiene ningún papel y con ello, el ingreso legal no podrá realizarse.
Hay organizaciones de apoyo a esta caravana pero el papeleo y apoyo por razones obvias es tan lento que mientras se hacen los trámites se está provocando una crisis humanitaria ahí en el puente, donde todos están expuestos a los rayos del sol, al frío, al hambre, a la ausencia de servicios sanitarios, por días no se han bañado aunque tal vez esto sea lo menos preocupante. Hay algunos que han regresado a su tierra, pero la mayoría está con la esperanza de entrar a México y seguir rumbo a los Estados Unidos.
¿Qué hacer ante esta situación?
Vaya papa caliente en las manos del gobierno mexicano, y en una situación “sui generis”, el presidente electo, parece ya estar participando con declaraciones e incluso ofreciendo visas de trabajo. No sé si esto sea legal o correcto, cuando el gobierno del presidente Peña aún no termina, pero de que influye para bien o para mal, -eso depende de quien haga la lectura-, influye. Por otra parte, está la cuestión de actuar por humanidad o cuidar la diplomacia porque supongo que tampoco sería correcto abrir las fronteras y dejar pasar a todos sin control. No sé tampoco qué tan posible sería recibir legalmente a todos y ofrecerles casa, trabajo, servicios que el
gobierno no ha podido ofrecer a sus mexicanos.
Se cuestiona de quién será el problema, de un gobierno que está a menos de 40 días de dejar el gobierno, o de un gobierno que está por entrar pero que aún no podría legalmente participar.