Bienaventurada Virgen de Fátima

“AL FINAL, MI CORAZÓN INMACULADO TRIUNFARÁ”

Sem. Lic. Josué Reyes Sánchez

Corría el glorioso año de 1917 en la ciudad de Fátima, que colinda al norte de Lisboa, en Portugal. La Virgen María se presentó a Lucía, Francisco y a Jacinta, estos tres pequeños campesinos y pastores realizaban sus actividades cotidianas con las respectivas directrices de sus familias donde la instrucción religiosa era elemental. Lucía ya había recibido en ese entonces el primer encuentro con Jesucristo vivo en la Eucaristía.

   Antes de las apariciones de Nuestra Madre, un ángel preparó a estos niños para tan especial audiencia. Cabe destacar que les agradaba rezar el Santo Rosario. El “Ángel de la Paz”, cuando se les apareció a los tres, les enseñó lo siguiente: “Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.” Además de invitarlos a ofrecer sacrificios al Señor por la conversión de todos los pecadores.

   El trece de mayo los niños se dirigieron hacia Cova da Iria, cerca de Fátima, presenciaron a una mujer vestida de blanco, más brillante que el sol, la Señora les dijo que no tuvieran miedo y les mencionó que debieran asistir cada trece a la misma hora así también añadió: “Reciten la corona todos los días para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra” (la revolución de bolchevique).

   Estos pequeños vieron el corazón inmaculado de María y les dijo que en octubre se les develaría y además de un milagro, añadió. Ellos conocen sus famosos secretos. Les pidió también la consagración de Rusia a su Corazón Inmaculado: “Al final, mi corazón Inmaculado triunfará” y la comunión reparadora de los días sábados. Se habla de veinte mil videntes en el mes de septiembre.

    En octubre, la Virgen se aparece, pide una capilla y predice que la guerra terminará pronto, alza las manos y el sol gira sobre sí mismo proyectando haces de luz con colores distintos, como una danza de luz repetida por tres ocasiones. Se mencionan sesenta mil personas orantes. Actualmente en Fátima es uno de los santuarios marianos más frecuentados en el mundo.

Reflexionemos:

¿Qué mensaje de la Virgen María me hace recapacitar acerca de mi respuesta en pro de la paz en estos días? ¿Me considero un agente de concordia y bien común para con mis hermanos? ¿Soy promotor de la devoción mariana, que posee un sentido trascendente en mi vida espiritual?

La invitación a orar sigue siendo vigente en nuestros días que claman perdón a Dios por tantas ofensas cometidas a la vida y dignidad humana, entre muchos otros factores, por desconocer nuestro origen y nuestra filiación con nuestro Padre Dios. Que la Virgen de Fátima, amada Hija del Padre Amoroso, siga administrando gracias sobre los que somos sus hijos tan necesitados de amor en estos días.