SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO (Historia)

Pbro. Lic. Juan Gabriel Pérez Muñoz

INTRODUCCIÓN
La Iglesia se aproxima a una posible crisis ante el sacramento de la Eucaristía, la asistencia los días domingos a este sacramento es mínima y, de las pocas personas que van un porcentaje menor se acerca a la comunión, los sagrarios están quedando abandonados, las iglesias se están convirtiendo en museos, no en casas de oración, muchos sacrilegios se cometen en contra de este sacramento, muchos ya dudan o niegan la presencia real de Jesús en el sacramento de la Eucaristía, el problema radica en que ha faltado una verdadera catequesis, muchas de ellas hoy no responden a la problemática que está enfrentando la Iglesia. El presente artículo quiere dar a conocer algunos aspectos interesantes, sobre el sacramento de la eucaristía que se viven en la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo.

HISTORIA
El Papa Urbano IV instituye la fiesta de Corpus Christi ‘Cuerpo y Sangre de Cristo, por medio de la bula Transiturus el 8 septiembre de 1264, teniendo en cuenta los siguientes motivos: “Conmemorar, celebrar y agradecer la institución del sacramento de la Eucaristía”. Además hace hincapié en el amor de Cristo, que desea permanecer físicamente con nosotros hasta el fin del mundo.
El Papa Urbano IV encarga a santo Tomás de Aquino componer algunos de los textos litúrgicos para esta fiesta, algunos de los himnos maravillosos que se cantaron en ese tiempo, los seguimos cantando hasta hoy. La muerte del Papa Urbano IV el 2 de octubre de 1264 obstaculizó que se difundiera la fiesta. Sin embargo, el Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y, en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. Por lo que en 1317 se promulga una recopilación de leyes por el Papa Juan XXII y es así como se extiende la fiesta a toda la Iglesia.
El Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad, que además honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio.
Esta solemnidad se celebra anualmente el jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad, en algunos países, las Iglesias locales deciden trasladarla para el domingo por una cuestión pastoral.