Tomado del Resumen del P. Diego Fares, S.J.
(Profesor de Teología y Filosofía en la Pontificia Universidad Católica
Argentina)
Obispos Pastores
Uno de los hilos conductores del Magisterio del Papa Francisco es su deseo de una Iglesia movida por la misericordia y al servicio de los más necesitados.
Por eso pide a los Obispos de las Iglesias Particulares que sean “Obispos pastores, frente a la imagen de un Obispo piloto o Príncipe”
Al inaugurar la Asamblea 68ª del Episcopado Italiano, el 18 de mayo de 2016, el Papa les pidió a los Obispos no ser “Pilotos”, sino verdaderos Pastores; Piloto es alguien que lleva un timón o un volante, el que conduce una nave o un vehículo, el que va al frente como responsable; un pastor es alguien que cuida, que protege, que alimenta, que cura y robustece a un rebaño, el que acompaña, que camina con y entre las ovejas, el Papa gusta de decir:” el que tiene olor a oveja”.
En el 2006, siendo aún Arzobispo de Buenos Aires, dando Ejercicios Espirituales a los Obispos Españoles, les decía que había que sentirse “mayordomos” y no “amos”, humildes servidores como nuestra Señora, no príncipes y al concluir los Ejercicios les decía que “la gente quiere un pastor, no un exquisito que se pierde en las florituras de la moda”
En la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” (E.G. 271) afirma el Papa Francisco afirma: “Queda claro que Jesucristo no nos quiere príncipes que miran despectivamente, sino hombres y mujeres de pueblo. Esta no es una opinión de un Papa ni una opción pastoral entre otras posibles; son indicaciones de la Palara de Dios, tan claras, directas y contundentes que no necesitan interpretaciones que les quiten fuerza interpelante. Vivámoslas “sine glossa”, sin comentarios”. El Papa aclara que esta no es una opción sólo para los Obispos, sino para todo “discípulo misionero”.
La imagen “Pastores, no príncipes” que muchas veces los medios viralizan y muchos interpretan como un reproche a Obispos y Sacerdotes, si la interpretamos de mejor manera y leemos positivamente, no significa ningún desprecio, sino que se refiere a algo que es más conforme a la mente del Evangelio y a lo que Jesucristo pide como servidores de su pueblo, “es una invitación a que ningún Obispo, a que ningún Sacerdote se deje robar la alegría de ser pastores”.
Obispos que velen por su pueblo.
Hay un carisma específico que expresa el nombre mismo de Obispo -Episkopos en griego- ese carisma que es también una misión del Obispo consiste en velar. “El Obispo es aquel que vela; custodia la esperanza velando por su pueblo” (1Pe. 5,2) Habla de este “velar” afirmando que es una actitud espiritual, que pone su acento en supervisar el rebaño, cuidando todo aquello que mantiene su unidad, la cohesión entre las ovejas, no es la actitud de quien supervisa la buena o mala calidad de un producto o si se cumplen o no las actividades que tiene que realizar determinado personal; aquí más bien se trata de supervisar la profundidad de la fe, el fomento de la esperanza y la calidez de la caridad; del robustecimiento espiritual con la Palabra y los Sacramentos, la vitalidad en la oración y el caminar dinámico de la porción del rebaño de Jesucristo que se le ha confiado.
Velar es estar atento a los peligros que acechan al rebaño, es cuidar que haya sal y luz en los corazones, es tener paciencia y constancia en los procesos en los que el Señor va gestando la salvación de su pueblo. Velar es tener la mansedumbre, la paciencia y la constancia de la caridad probada.
El Papa señala dos características del Obispo del cual el Señor se sirve para enseñar, santificar y pastorear a su pueblo: una es “que sepa volver actual todo lo que sucedió a Jesús”. La otra es que “no es un testigo aislado, sino junto con la Iglesia (Universal).
En la XXXI Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Polonia del 27 al 31 de julio de 2016, el Papa, dirigiéndose a los Obispos los exhorta a “acercarse y tocar”. Afirma: “Ante la descristianización del mundo entero y de Polonia, encontrar a Dios sin Cristo, a un pueblo sin Iglesia, esto es gnosticismo: una Iglesia huérfana es la manifestación del gnosticismo de hoy, una Iglesia sin Cristo.
Por eso les aconsejaría la cercanía; nosotros los Obispos, siervos del Señor, Sacerdotes, Consagrados y Laicos debemos ser cercanos al pueblo de Dios, sin cercanía hay solamente palabra sin carne”.
“Tocar; Jesús toco el ataúd que salía de Nahim y dijo a la mujer: “no llores”; tocar el cuerpo para aliviar, tocar el corazón para consolar.
Cercanía con los Sacerdotes, cuando el Obispo encuentra llamadas de los sacerdotes en su celular, debe llamarles por la tarde o al otro día. Que el Sacerdote sienta que tiene un Padre; si nosotros retiramos la paternidad a los Sacerdotes, no podemos pedirles, luego, que sean padres.
Después los jóvenes, paciencia por la forma como hablan, acompañarlos en sus paseos, en sus proyectos, escucharlos”.
Las exhortaciones a los Obispos son muy amplias: sobre las injusticias, la idolatría del dinero, sobre el buen funcionamiento de la parroquia, etc.
Los Obispos debemos preguntar a los Sacerdotes; ¿hay alguien siempre en el confesonario?
Obispos con mirada limpia
En el Mensaje que dirigió a los Obispos Mexicanos, en su visita a México les decía que: “Ante todo, la Virgen Morenita nos enseña que la única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura de Dios.
Sean Obispos de mirada limpia, de alma transparente, de rostro luminoso. No tengan miedo a la transparencia.
Vigilen para que sus miradas no se cubran de la niebla de la mundanidad, no se dejen corromper por el materialismo trivial, ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa.”
“En las miradas de ustedes, el pueblo mexicano tiene el derecho de encontrar las huellas de quienes han visto al Señor, de quienes han estado con Dios”
Recopilado y comentado por Mons. Enrique Ruiz Delgado.