Como cada año María Santísima en su advocación de Ocotlán bajó a la ciudad de Tlaxcala para recorres sus principales calles, visitando diferentes puntos en los que se agradeció por los beneficios recibidos durante un año.
Se vivió un ambiente de fiesta por recibir a la Madre de Jesucristo que amorosa visitó a su pueblo, llevándole esperanza y las calles multicolor recibían el paso de tan grandiosa belleza.
La Bajada de la Virgen de Ocotlán, concluyó con una solemne Celebración Eucarística presidida por Mons. Felipe Pozos Lorenzini, Obispo Auxiliar de Puebla.
Esta celebración se realizó en el atrio de la Basílica, lugar donde se concentraron centenares de feligreses de nuestra diócesis y peregrinos de diferentes lugares.
Mons. Felipe destacó que cada uno de nosotros ocupa un lugar especial en el corazón de la Virgen María. Una muestra de su amor, es que ha bajado desde esta madrugada para encontrarse con nosotros. Recordó que debemos profundizar el mensaje de la Virgen, saber qué es lo que nos dice desde el año de 1541. Recordó que la Virgen de Ocotlán se apareció para salvar a los enfermos de aquella época e invitó a los presentes a pedirle a la Virgen a sanarlos de las nuevas epidemias que hay en nuestra sociedad (delincuencia, corrupción, tráfico de personas, entre otros).
Al final de la celebración, Mons. Felipe pidió a los feligreses y a los sacerdotes presentes a que nos consagraramos a la Virgen María. El Obispo y los sacerdotes se acercaron a la Virgen de Ocotlán y como signo de humildad se arrodillaron ante ella, pidiendo los consagre en su ministerio.
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