P. Ranulfo Rojas Bretón
Seguro que cuando leyó el título pensó en la creencia popular de que en el mes de enero, por razón de los fríos intensos es común que se presenten muertes de ancianos y no es mentira eso del fallecimiento de adultos mayores, sin embargo, me quiero referir a las posibilidades que un inicio de año nos presenta.
Comienza el año y no faltan los famosos deseos; hay quienes se proponen bajar de peso, hacer ejercicio, adquirir un coche o una casa, iniciar un negocio, etc., casi todo mundo hacemos algún tipo de propósito en razón de la oportunidad de haber iniciado un nuevo año.
Para lograr alguno de los objetivos propuesto siempre será necesario abandonar viejas prácticas que nos han impedido alcanzar los deseos que en otro tiempo uno se propone. Se necesita ese“desviejadero”, sacar lo viejo que hay en nosotros y estrenar lo nuevo, “el hombre nuevo” que propone San Pablo.
Abandonar el “viejo yo” no es tarea sencilla, se necesita primero el reconocimiento de las cosas, comportamientos, actitudes que nos tienen atados a un modo de ser y el compromiso de ir desatando y abandonando todo eso que impide crecer.
Tal vez se trate de pereza o desidia lo que hace que vivamos como vivimos, que hagamos lo que hacemos, y, tengamos que luchar contra ello. No se trata para nada de algo sencillo o fácil, cambiar comportamientos necesita una convicción y una disciplina a la que casi no estamos acostumbrados. Los japoneses tienen una convicción: “la disciplina tarde o temprano vencerá a la inteligencia”. No se necesita tener tanta inteligencia, de hecho eso es relativamente fácil pues todos sabemos lo que se necesita para mejorar, pero solo la gente disciplinada, aquella que va adquiriendo hábitos buenos y se compromete con la consecución de sus objetivos día a día, es la única que tarde o temprano alcanzará sus proyectos, porque es disciplinada y “la disciplina tarde o
temprano vencerá a la inteligencia”.
“Desviejarse” es tirar lo viejo, sacudirse de viejas prácticas y eso solo se consigue con disciplina, es decir, con el esfuerzo de hacer lo mismo cada día de manera constante y consistente. No basta hacerlo hoy y mañana quién sabe, sino hacerlo hoy, mañana, pasado mañana y diario. Dicen que los hábitos se adquieren después de hacer lo mismo por espacio de tres meses y cuando ya se hizo hábito será fácil seguir haciéndolo y hasta se encontrará placer en ello.
Seguro que ya se habrá dado cuenta de lo importante que es adquirir hábitos buenos y con ello desprenderse de prácticas “viejas” que no solo, no ayudan a crecer, sino que limitan el desarrollo e impiden el crecimiento. “Desviejarse” es una necesidad para el que quiere lograr algo diferente. Porque, si seguimos haciendo lo mismo que hacemos, siempre tendremos los mismos resultados, pero si quieres algo diferente y nuevo hay que desviejarse y practicar cosas nuevas que tarde o temprano darán resultados nuevos.