Sean ustedes bienvenidos a la Asamblea Presbiteral de nuestra Diócesis de
Tlaxcala. Gracias por responder a la Convocatoria que les hice a fin de iniciar un proceso de evaluación y planeación del Plan Diocesano de Pastoral.
Tal y como les expresé en la Convocatoria, son grandes los desafíos eclesiales y sociales, y cada vez más exigentes y que, por esto mismo, es necesario que dediquemos tiempo y energías para emprender el proceso, en el que reforzaremos logros ya alcanzados, y retomaremos con más decisión y compromiso los vacíos u omisiones que vayamos encontrando.
Para iniciar este camino, tengamos conciencia de que somos una Diócesis antigua y joven, y que somos “cuna de la evangelización en México”; por consiguiente, llevamos en nuestro ADN la experiencia fundante de fe, a la que tenemos que volver continuamente para ser fieles al don que recibimos como Diócesis: la evangelización.
Los Niños Mártires, fruto de la primera evangelización en México realizada por los misioneros Franciscanos, son una profunda herencia espiritual y apostólica.
Cristóbal, Antonio y Juan son los mejores hijos que ha tenido la Diócesis de
Tlaxcala y, ahora, ellos iluminan el caminar diocesano con los valores evangélicos que ellos representan: grano de trigo, misión, generosidad, periferias, Iglesia en salida, formación catequética, acompañamiento pastoral, discernimiento, laicado misionero, comunidad, apertura, confianza en la obra de Dios, sencillez, audacia, creatividad, debilidad-fuerza… El Espíritu Santo nos da esta luz para iluminar el Plan Diocesano, que debe estar impregnado de estos valores evangélicos. Nuestra Diócesis, ya lo he comentado, tendrá un antes y un después de la Canonización.
Por esto, el objetivo general del caminar en las Asambleas y trabajos que
realizaremos es:
Elaborar el Proyecto Diocesano de Pastoral, en continuidad con el caminar evangelizador de la Diócesis y en espíritu de sinodalidad, para que nuestra Iglesia dé testimonio alegre de la misericordia, a ejemplo de los Santos Niños Mártires de Tlaxcala.
Sí, ser testigos de la misericordia, como afirmaba el día de la ordenación
episcopal:
“Al inicio de mi servicio pastoral, invito a la Diócesis de Tlaxcala a impregnar todas las estructuras pastorales de misericordia y que ésta se sitúe en el centro de su anuncio y de su vida. El Evangelio de la misericordia requiere ‘buenos samaritanos’ con el corazón paciente, sensible, comprensivo, abierto; exige hermanos generosos y alegres que amen gratuitamente sin pretender nada a cambio.
Deseo que este mensaje llegue a los cuatro puntos cardinales de la Diócesis: ¡Que nadie quede excluido de la misericordia de Dios!, la cual es más grande que nuestros pecados y desea salir al encuentro de todas las
pobrezas y liberar de tantas formas de esclavitud que afligen nuestro mundo; quiere llegar a las heridas de cada uno para curarlas. Abramos nuestro corazón a la misericordia” (30-VIII- 2017).
Caminaremos en sinodalidad, con la participación de todos y con el aporte, desde la experiencia espiritual y apostólica de cada uno; así haremos el discernimiento que el Espíritu quiere para bien de nuestro pueblo. La sinodalidad es una expresión de la comunión eclesial a fin de renovar la vida de fe, desde la escucha de la Palabra del Señor que interpela, cuestiona, invita a tomar decisiones, renovar estructuras, reforzar la unidad, con una pastoral diocesana viva, dinámica, en búsqueda, creativa, encarnada y fiel al Espíritu Santo, que todo lo transforma y todo lo renueva.
Hermanos sacerdotes, haremos un camino juntos, unidos a todo el pueblo de Dios, con nuestros agentes de pastoral, con los laicos que dedican tiempo, energías, creatividad, disponibilidad para hacer presente el Reino de Dios. Ellos van con nosotros y nosotros caminamos con ellos.
Tengamos presente en la evaluación y proyección del Plan Diocesano de
Pastoral las coordenadas providenciales, que estamos viviendo: el Pontificado del Papa Francisco, la Canonización de los Protomártires de América, el Año de la juventud, los Sínodos de la familia, el llamado a una Iglesia en salida, el despertar de un laicado comprometido, el renovado anuncio de la misericordia de Dios, la “geografía espiritual y apostólica de nuestra Diócesis” con la presencia de los diversos santuarios, signo de la presencia de Dios, etc.
Estos días, al orar y reflexionar juntos, generaremos vida para nuestro pueblo; tengamos esta conciencia de que serán días de fecundidad espiritual y apostólica. Que Nuestra Señora de Ocotlán, Patrona de la Diócesis, y su esposo san José, Patrono de la Iglesia universal, nos acompañen en el proceso de elaboración del Plan Diocesano de Pastoral, que tendrá como centro a Jesús, evangelizador de los pobres. Que los Santos Niños Mártires, Cristóbal, Antonio y Juan, intercedan por nosotros.
Doy por inaugurados los trabajos de la Asamblea de Presbiterio de
nuestra Diócesis de Tlaxcala. Gracias.
Casa Lago, Sede la Conferencia Episcopal Mexicana,
Cuautitlán Izcalli, Edo de Méx.,
22 de enero de 2018.
En Jesús, Buen Pastor
+ Julio C. Salcedo Aquino, m.j.
Obispo de Tlaxcala