¡Hosanna en las alturas!”
Esta mañana Mons. Julio César Salcedo Aquino, m.j. presidió la solemne celebración del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor en la Santa Iglesia Catedral.
Con el Domingo de Ramos comienza la Semana Santa. En esta ocasión se recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en medio de una multitud que lo aclamó como el Mesías.
Las ceremonias principales de este día son la bendición de las palmas, la procesión, la Misa y la lectura del relato de la Pasión durante la Eucaristía.
El Evangelio narra que la gente alfombraba el camino por el que pasaría Cristo y gritaba: “Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto”.
Es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas. Debemos parecernos a esa gente de Jerusalén que se entusiasmó por seguir a Cristo. Decir “que viva mi Cristo, que viva mi rey…” Es un día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo, aunque tengamos que sufrir o morir por Él. Que queremos que sea el rey de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra patria y del mundo entero. Queremos que sea nuestro amigo en todos los momentos de nuestra vida.