Pbro. Ranulfo Rojas Bretón
Un favor que podríamos hacernos a nosotros mismos y a nuestra democracia es darnos la oportunidad y el tiempo para conocer a los candidatos a la Presidencia de la República, al Senado y a las diputaciones tanto federales como locales, pues a pesar de que hay una andanada de propaganda, en realidad, son casi desconocidos.
Un esfuerzo debe ser, buscar la mayor información posible, ya que en estos días de campaña es casi imposible poder conocer personalmente a cada candidata o candidato y menos, platicar con ellos, pero cada uno tiene su propia página de internet donde podemos conocer su perfil, es decir, de dónde son, dónde se han formado, su estado civil, incluso si tienen hijos y cuántos, cuál es la experiencia que tienen y si han trabajado en la administración pública cuáles pueden considerarse como sus logros. A alguno podría parecerle excesivo pero no debemos olvidar que se trata de quien encabezará los destinos de nuestra patria en los próximos años, no podemos escatimar en ello. Y digo encabezará los destinos porque se trata de encabezar, ninguno es la solución ni hay magia en esto, cada uno de los candidatos podrá tener la buena voluntad o la experiencia pero solos no podrán hacer nada y sí se necesitará de todos, así que más nos vale que desde ahora nos decidamos a participar.
Otra manera de tener más conocimiento de los candidatos es leer los editoriales, pues en ellos los articulistas exponen desde su perspectiva, valoraciones de cada uno y como la mayoría de los que escriben son politólogos se puede ampliar el espectro sobre el perfil de los aspirantes, es obvio que cada uno tiene su propia percepción y habrá quien no esconda su filiación partidista pero son un apoyo en la maduración de la posibilidad del voto y seguirá tocando a cada uno discernir por quién votar.
Las charlas de café, los comentarios con amigos también ayudan en esta tarea, pues si se toma con madurez el diálogo, es decir, sin apasionamientos y con respeto a la pluralidad mental, se puede hacer un ejercicio de valoración. Lo malo es cuando cada uno quiere tener la razón y se quiere imponer un modo de pensar o incluso cuando se piensa que aquel que no piensa como yo, es mi enemigo; en esas circunstancias vale más no tener diálogo pues se convierte en una discusión que puede terminar mal. Cuando como amigos podemos compartir puntos de vista y externamos nuestros juicios, dejando siempre a cada uno la libertad para definirse en su voto, entonces construimos la democracia y ayudamos a la madurez de la conciencia.
Un problema en el conocimiento de los candidatos es la proliferación de propaganda pues escuchamos slogans, frases y arengas que en realidad no muestran con amplitud las propuestas reales de cada candidata o candidato, pero ni modo, así es la incipiente democracia que estamos construyendo y en ese mar de propaganda tenemos que navegar y hacer a un lado todo para poder pescar lo valioso de cada uno. Visto así, en el tiempo de campañas se nos impone un gran reto que es el de ser activos y dejar a un lado la pasividad.