Pbro. Ranulfo Rojas Bretón
El tema del segundo debate presidencial fue realmente importante y se prestó más para ver el pensamiento de cada uno de los candidatos que para confrontarse y enfrentarse. No hubo muchas oportunidades para decirse lo que seguro han querido decirse aunque antes de responder a las preguntas de los moderadores que a mi modo de ver exageraron en preguntar y explicar la pregunta, tanto así que ya querían contestar los candidatos y los moderadores pedían que esperaran para terminar sus preguntas, se dieron su tiempo y aprovecharon para atacarse mutuamente.
Cuando en un debate nacional aparecen temas que duelen en la frontera y afectan a todo el país no puede uno quedarse indiferente y más cuando se menciona una llaga abierta en Tlaxcala “La Trata de Personas”. Este tema ocupó gran parte del debate y parece que no hay respuestas concretas. Mujeres en su mayoría, viven esta moderna forma de esclavitud y si bien es un problema mundial, México no es la excepción y Tlaxcala vive esta cruda realidad. La semana pasada en una reunión nacional con responsables de la pastoral de las Diócesis del país, al ver mi gafete con el nombre de Tlaxcala, el primer comentario fue: “Ustedes en Tlaxcala tienen como principal problema social la trata de personas ¿verdad?” y yo con la cara de “pues sí” y la pregunta inmediata “¿Y qué hace el Gobierno y ustedes en la Iglesia para abatir esta problema que los ha puesto en la escena mundial? Porque ya han salido en varios programas internacionales”.
Así que al aflorar nuevamente el tema en el debate, sigue abierta la pregunta de ¿qué estamos haciendo gobierno e iglesia ante este lacerante problema que es llaga abierta en el Estado? A pesar de los programas internacionales que han aparecido en televisión y los innumerables videos que llenan las redes parece que no hay políticas públicas concretas, ni prácticas pastorales que permitan ofrecer la sensación a nivel interno y nacional de que sí se está trabajando en ello. El pendiente ahí está.
Otro tema que ocupó mucho tiempo en el debate fue el asunto de la migración. Para nadie es un secreto lo que viven nuestros paisanos que intentan cruzar la frontera de manera ilegal, para nadie tampoco es un secreto el trato que damos a los migrantes centroamericanos y sudamericanos que atraviesan por el territorio tlaxcalteca. Poco se conoce la labor callada y limitada del albergue de la Sagrada Familia que atiene apenas un pequeño grupo de migrantes en Apizaco. Para nadie es un secreto el problema que enfrentan los llamados “dreamers” o niños que fueron llevados a Estados Unidos desde muy pequeños y hoy quieren ser expulsados. Las políticas migratorias de Trump son también muy conocidas y por eso generan grandes temores. Para nadie es un secreto su idea aferrada a la construcción del muro y de la militarización de la frontera.
Otros temas como lo que tiene que ver con la seguridad, la droga, el TLC, el salario, el dialogo México – Estados Unidos y el comercio con otras partes del mundo nos dieron oportunidad para ver el pensamiento de los candidatos y sus propuestas, algunas muy concretas y aplicables y otras realmente sin sentido, sin posibilidades de aplicar y sin conocimientos de temas basilares para un buen gobierno. Todo esto, seguro que nos está ayudando a pensar seriamente por quien votar este primero de julio. Aún queda un debate más en Mérida y será un poco antes de las elecciones. Por lo pronto a seguir conociendo a los candidatos y a reflexionar mucho mejor nuestro voto.