Como cada año, el tercer lunes de mayo, Nuestra Santísima Madre, la Virgen de Ocotlán baja a las periferias, a visitar la realidad de nuestra ciudad. Ella se acercó a los más necesitados como un signo de amor y entrega a sus hijos, como cada
La procesión inició a las dos de la mañana, dónde la imagen de la virgen salió de la Basílica de Ocotlán, para recorrer las calles de la ciudad.
Durante la procesión, los decanatos de nuestra diócesis participaron en diferentes estaciones, donde los sacerdotes y fieles hicieron una reflexión y una breve oración por alguna intención específica, como: trabajadores, comerciantes, familias, niños, adolescentes, jóvenes, enfermos, vocaciones, migrantes, servidores públicos, entre otros.
Participaron en esta peregrinación sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, fieles procedentes de diferentes partes de la diócesis y de otros estados del país.