P. Ranulfo Rojas Bretón
Así sin sorpresas y con muy poco tiempo después de cerrar las casillas, se confirmó lo que las encuestas venían afirmando desde meses atrás: “la ventaja para Andrés Manuel López Obrador sería abrumadora”. Y, efectivamente así lo fue.
Me agradó la madurez política del PRI que apenas unos minutos después de las 8 pm, ofrecieran una conferencia de prensa y en un discurso emotivo, José Antonio Meade, reconociera que según sus números, la votación no le favorecía y que todo apuntaba a que Andrés Manuel sería el ganador y reconocía su derrota, además de ser el primero en reconocer el triunfo de AMLO.
Minutos después el candidato Ricardo Anaya, también salió a reconocer los resultados adversos y el triunfo de Andrés Manuel. Así de una manera muy rápida se desactivó cualquier situación de molestia o de conflicto que se pudiera suscitar, tal y como ha ocurrido en otras elecciones.
Esta votación superó en margen la que en el 2000 tuvo Vicente Fox y que también recibió el reconocimiento, en aquel tiempo del Presidente Zedillo y luego del candidato Francisco Labastida.
Aquella fue histórica porque fue la primera vez que el PRI perdió la Presidencia de la República.
Si bien el margen era previsto y no hubo sorpresas, el hecho del reconocimiento inmediato de los candidatos perdedores, es de alabar y ayuda a la madurez de la democracia. Es algo que alabamos de otros países y que deseamos sea parte de nuestra cultura democrática. Nos hace falta madurez y aunque sabemos que las campañas no fueron nada tersas y hubo demasiados ataques, el hecho de que pasando la elección se reconozca la derrota y se ofrezca la mano para sumarse, tal como lo hicieron los dos candidatos, fue uno de los mejores signos que se pudieron ofrecer. Estoy seguro que eso abonará a que los electores dejen de verse enfrentados y logremos ver primero por el país antes de ver por nuestros intereses.
Una sorpresa fue el “efecto Peje”, sorpresa para mí, porque no creí que AMLO arrastrara a todos los candidatos de MORENA, muchos de ellos “casi ni hicieron campaña”, algunos era desconocidos en la política o apenas era su primera participación y sin embargo, amparados en la figura del candidato presidencial tuvieron un triunfo sonado.
La geografía política cambiará y ahora los partidos políticos tendrán tiempo para reflexionar y hacer su propia evaluación. El presidente de PRI fue muy certero en su participación y seguro cada partido tendrá tiempo de hacer su balance y como se dice en el argot futbolístico “lamerse sus heridas” y mirar hacia el futuro.
Por lo pronto es tiempo de celebrar victorias y dolerse de las derrotas, ya vendrá el tiempo de pensar en lo que sigue y de reconocer que ahora las esperanzas despertadas exigirán resultados.
Resonará la voz de AMLO en el Zócalo diciendo: “No les voy a fallar” y por el bien de México esperamos que así sea.