LA MEMORIA DE LA PRESENTACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EN EL TEMPLO

Hna. Elizabeth Rivera Romero M.C.M
La Memoria de la Presentación de la Santísima Virgen en el Templo, además de celebrar el respectivo Episodio de la vida de María, quiere recordar también todo el período que va desde su nacimiento hasta su Compromiso con José y la Anunciación.

La primera consideración que se debe tener en cuenta, es que los Evangelios Canónicos no dicen nada de la vida de la Virgen María antes de la Anunciación. Este silencio será roto solo por los Evangelios Apócrifos, especialmente por el Protoevangelio de Santiago, que narra el Episodio de la Presentación de María en el Templo de la siguiente manera: «Al llegar (la niña) a los tres años, dijo Joaquín: Llamad a las doncellas hebreas que están sin mancilla y que tomen sendas candelas encendidas (para que la acompañen), no sea que la niña se vuelva atrás y su corazón sea cautivado por alguna cosa fuera del Templo de Dios. Y la recibió el Sacerdote, quien, después de haberla besado, la bendijo y exclamó: El Señor ha engrandecido tu nombre por todas las generaciones, pues al fin de los tiempos manifestará en ti su Redención a los hijos de Israel. Entonces la hizo sentar sobre la tercera grada del Altar. El Señor derramó gracia sobre la niña, quien danzó con sus piececitos, haciéndose querer de toda la casa de Israel. Bajaron sus Padres, llenos de admiración, alabando al Señor Dios porque la niña no se había vuelto atrás».

El relato anterior, pretende ser el hecho histórico que recoge este Protoevangelio de Santiago; pero lo que interesa a la Liturgia y a la Piedad, es el valor religioso y teológico del Episodio de la Presentación. Este relato se acepta como símbolo de una verdad más alta: la de la Total Consagración a Dios por parte de la Virgen desde los primeros momentos de su existencia. Se debe recordar que, desde la época más remota, la Iglesia ha venerado la sublime Santidad de María y muy pronto la Piedad Cristiana se detuvo en la misteriosa preparación de este Ser elegido para la Misión que Dios le iba a confiar. La Presentación de María en el Templo y los años transcurridos hasta sus Esponsales con José han de considerarse como años de preparación de María para su sublime Vocación de Madre de Dios. Los Padres de la Iglesia y los Textos Litúrgicos insisten sobre este punto, subrayando la promoción espiritual sostenida por María desde su más tierna infancia, apelando a la separación de sus Padres para dedicarse al Servicio del Señor.

Finalmente, la memoria de la Presentación constituye un tributo de glorificación a María, considerada como el Nuevo y Verdadero Templo del Señor. Todo este tiempo transcurrido desde la Presentación hasta la Anunciación, es la preparación de la Morada Terrestre que María dará con su propio Cuerpo al Santo de los Santos, esto es, al Hijo de Dios hecho hombre. En María, la Iglesia de Cristo nace y se realiza como Comunidad Consagrada al Señor.

Las consideraciones anteriores no agotan la riqueza de esta Memoria de la Presentación de la Santísima Virgen en el Templo, pero sirven para demostrar su perenne actualidad y que, a su vez, unamos nuestras vidas a ella, para que nuestra vida diaria esté consagrada totalmente a Dios, tal como ella nos lo enseñó.