P. Ranulfo Rojas Bretón
La explosión del ducto de Pemex, con la desgracia por todos conocida, ha abierto el debate y la
reflexión sobre la estrategia del combate al huachicol. Tahuelilpan es una comunidad del Valle del
Mezquital que como todo el Valle ha sufrido una transformación en las seis últimas décadas. La
zona era semidesértica, y la pobreza era muy conocida. La llegada a la zona de dos cementeras: La
Tolteca y La Cruz Azul, además la Refinería y la Termoeléctrica iniciaron una transformación
profunda, sin embargo, lo que detonó en el cambio de giro de la tierra fue el desemboque de las
aguas negras del anterior Distrito Federal a esa zona y con las aguas negras comenzó la agricultura
en la zona.
Tuve la oportunidad de vivir por dos años en la zona y ver el desarrollo económico de esa zona y la
mezcla de la idiosincracia Otomí con el pensamiento cultural de tanta gente que con las
plataformas citadas fue llegando a la zona. Lamentablemente con ello, también vino el deterioro
ecológico de la región. Recuerdo la visita del entonces candidato del PRI a la Presidencia de la
República Carlos Salinas de Gortari que en esa zona recibió como constancia, un frasco lleno de
moscos recolectados en la zona de la presa Endho que estaba contaminada de lirio acuático y
enjambres de moscos de manera impresionante. El candidato decía que la zona era el ejemplo de
las plagas de los jinetes del Apocalipsis por la contaminación de tierra, de agua y de aire. El polvo
de las cementeras y las descargas de aguas negras mezcladas con las descargas de la refinería y
termoeléctrica hacían de la zona de Tula en la que está ubicada Tlahuelilpan, apenas a unos
kilómetros de distancia de las cementeras, refinería y termoeléctrica un ambiente nada agradable,
de hecho, con las aguas negras se regaban –se siguen regando- las tierras de cultivo.
A esta situación, se añadió recientemente la práctica de extracción ilegal de hidrocarburo llamado
comúnmente “huachicol” aprovechado el ducto que pasa por esas tierras.
Ha querido justificarse esta práctica en la pobreza y en la necesidad de la gente, en muchas zonas
estas mismas razones se han querido aducir para la siembra de mariguana y de amapola, en otros
lugares se ha querido justificar con estas causas el narcotráfico, el secuestro, la extorsión, el asalto
y robo de trailers, de trenes y hasta la trata de personas para la prostitución. Pobreza y necesidad
NUNCA JUSTIFICARÁN ninguna de estas prácticas.
Bajo ninguna razón podemos intentar justificar que la pobreza o la necesidad sean punto de
partida para acciones que dañen la vida de otros o su patrimonio o el patrimonio de todos los
mexicanos. Hace días un tráiler volcó en la zona de la “Y” griega con cargamento de aguacate y la
gente comenzó a llevarse los aguacates, fue una rapiña y eso no puede ser justificado, lo mismo
pasó en Veracruz cerca de “La Tinaja” con un camión transportando ganado, también volcó y la
gente se llevó los becerros, incluso algunos fueron sacrificados ahí mismo y se llevaron la carne.
Así que los hechos en Tlahuelilpan, y lo que pasa en muchas partes no puede ser justificado aun
cuando se trate de pobreza o de necesidad, hay valores que están por encima del hambre. No
debemos olvidar la frase: “no solo de pan vive el hombre”.