DÍA DEL ABOGADO

José de Jesús Palacios Serrato
Pastoral de Derechos Humanos

Abogando por la verdad, la justicia y la vida

Lamentablemente se tiene la idea de que un abogado es un personaje corrupto, que siempre está buscando cómo alargar los juicios y cobrar cualquier escrito, acción o promoción por mínima que sea, que es una persona que se vende al mejor postor, que no le importa ser un día partidario del ladrón y al día siguiente estar defendiendo a la víctima, que está siempre del lado del poderoso… Si bien es cierto que hay abogados y abogadas con ese perfil, también es cierto que existen otro tipo de abogados, otra manera de entender el derecho, que es una labor por la verdad y la justicia.

El derecho visto desde una perspectiva liberadora es crítico; la labor del abogado crítico es la de denunciar las injusticias sociales que puede advertir gracias a su conocimiento de las legislaciones, de las normas y de los procedimientos de aplicación de las mismas. Un abogado desde esta perspectiva tiene una segunda labor, no menos importante: crear derecho.

La creación del derecho liberador, es la creación de condiciones básicas para que la humanidad pueda desarrollarse plenamente, para que acceda a la felicidad, para que el pueblo se acerque a esa idea de la que habló San Agustín, una ciudad de Dios construida desde el pueblo y para el pueblo en la que se proteja y exprese su autonomía y libertad.

Los abogados no hablan por sí mismos, hablan también desde sus comunidades, hablan con amor y desde el amor, una palabra que parece haber sido olvidada al escribir las leyes y una acción que parece olvidarse al momento de entrar a los tribunales. Deben hablar y actuar con dignidad, un bien muy apreciado que es necesario cuidar.

Jesús fue un defensor de la vida, la verdad y la justicia, un defensor quien parece haber sido olvidado por el mundo y excluido por la sociedad. La pobreza ha de ser vencida con la  justicia; en la Biblia existe una palabra que puede ser muy interesante e importante en este contexto, la palabra myspȃt que significa derecho, hacer justicia, aplicar las normas, pero al mismo tiempo, saber que cuando se aplican las leyes se debe tener en cuenta que existe pobreza y desigualdad en el mundo, que no sólo es suficiente con aplicar las leyes sino también aplicarlas con justicia, porque de la aplicación ciega de la ley no siempre resulta lo mejor.

La parábola del buen samaritano puede ejemplificar un aspecto de esta manera de entender al derecho, como una relación entre los derechos humanos y el reinado de Dios. Los abogados que busquen la justicia y tengan el ánimo de defender la dignidad de todas las personas están cumpliendo con la labor de un buen samaritano, el deber humano de cuidar la verdad, la dignidad y la justicia, para los otros como a uno mismo.

El día 12 de julio se festeja a los abogados y abogadas, es un día adecuado para recordar a los abogados que luchan por la justicia y la dignidad, que han tomado en su actuar las palabras de Isaías 61,1: “El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado con buenas noticias para los humildes, para sanar a los corazones heridos, para anunciar a los desterrados su liberación y a los presos su vuelta a la luz”. Esas deben ser las buenas noticias de los abogados que dan esperanza, defienden el compromiso y la justicia.

Dios bendiga a todos los abogados que han procurado en su actuar, practicar la justicia y la voluntad divinas, como menciona Isaías 58, 6 “romper las cadenas injustas, desatar las amarras del yugo, liberar a los oprimidos y romper toda clase de yugo”.

Oración del abogado

Señor para ti no hay nada oculto ni en el cielo ni el tierra, tú conoces la fe y la sinceridad con que hoy te hago mi oración, sabes lo difícil que es para mí ejercer cristianamente mi profesión de abogado, rodeado de circunstancias de injusticia y deshonestidad.

Dame tu luz y tu fuerza para que cuando acuda a ti en busca de ayuda, lo haga siempre con mi conciencia tranquila y mi frente en alto porque jamás me he servido de mi profesión para perjudicar o hacerle daño a alguien.

Que defienda siempre la justicia aún a costa de cualquier sacrificio. Que el pan de mi familia sea producto de mi trabajo profesional, que jamás esté manchado con las lágrimas ni la sangre del inocente. Que nunca me preste para defender los intereses bastardos del explotador o del delincuente. Que cuando llegue el momento de presentarme ante ti para darte cuenta de mi vida, tenga la esperanza y la alegría de recibir conforme tú lo has prometido, el ciento por uno de lo que yo le haya dado a los demás.

Te pido humildemente perdones mis faltas y las de mis colegas, haz que siempre triunfe la justicia. Gracias Señor por hacerme saber que siempre podré contar contigo en la medida de la generosidad y de la honestidad con que haya servido a mis hermanos los hombres en el ejercicio profesional. Amén