P. Ranulfo Rojas Bretón
Al celebrar el “Día del maestro” y felicitar a todos los que tenemos la oportunidad de estar frente a
un grupo de alumnos del nivel que sea, llegan a mi mente las palabras de Bernardo de Chartres
que dijo: “somos como enanos encaramados a hombros de gigantes. Podemos ver más, y más
lejos que ellos, no por la agudeza de nuestra vista ni por la altura de nuestro cuerpo, sino porque
somos levantados por su gran altura”. Porque ya quisiera el maestro Sócrates, o Platón, o
Aristóteles, o los grandes maestros cristianos como San Agustín, Santo Tomás, o los maestros y
pedagogos modernos como Rousseau, Makárenko, la gran Montessori, o Piaget, etc., etc. Todos
los grandes maestros del pasado contar con todo el conocimiento del que disponemos, con toda la
tecnología que hoy tenemos y de la enseñanza de un pasado construido con el aporte de todos y
cada uno de ellos. Esos hombres y mujeres del pasado son esos grandes gigantes a cuyos hombros
como enanos nos encaramamos y desde sus hombros podemos ver más allá y enseñar a niños y
jóvenes que también se subirán a nuestros hombros y con nuestro apoyo podrán también ellos ver
más allá de lo que nosotros vemos.
Muchas veces me he preguntado ¿Qué habría hecho San Jerónimo que tenía frente a sí un gran
número de escribanos a quienes dictaba textos diferentes sin equivocarse, si hubiese contado con
grabadoras? ¿Qué habrían hecho los grandes copistas en los conventos medievales si hubiesen
contado con computadoras e impresoras como las nuestras? Y apenas hace décadas ¿qué
habríamos logrado aquellos que aun utilizamos una pequeña máquina de escribir en la que una
equivocación equivalía a echar a perder todo una página? Jamás hubiésemos soñado con utilizar
una aplicación como Zoom y otras plataformas para realizar clases “no presenciales”. Los maestros
del pasado antiguo y reciente hoy se maravillarían con lo que nosotros tenemos a disposición
como clases no presenciales, libros digitales, audio libros, bibliotecas virtuales, visitas a museos
desde casa, etc., etc.
Pero, porque lamentablemente siempre hay un pero, los retos que hoy tenemos así como las
posibilidades son solo nuestras porque pertenecen a nuestro “hoy” y ese hoy no puede ser
compartido con nadie. ¿Qué retos has enfrentado como maestro en este tiempo y en esta
pandemia? ¿Conocer y dominar la tecnología?, ¿Incorporar a los papás en el proceso de
enseñanza – aprendizaje?, ¿Motivar a tus alumnos a responsabilizarse y participar activa y
comprometidamente en su aprendizaje desde su casa? ¿Lograr que tus alumnos estén con toda la
actitud para aprender y estar conectados puntualmente, bien arreglados frente a su computadora,
realizar sus actividades, subir sus tareas a la plataforma?
La tarea sigue siendo la misma, lograr que los alumnos se suban a nuestros hombros y desde ellos
vean más allá porque ese más allá es sólo de ellos, les pertenece y a nosotros nos toca prepararlos
no solo para el hoy, sino para el futuro. Sabemos que el presente es muy complicado y seguro que
su futuro lo será más. También es seguro que tendrán acceso a más conocimientos y tecnología
que la que hoy tenemos.
¿Sus retos? Tal vez los avisoremos por las megatendencias que vemos rumbo al futuro, pero así
como este famoso Covid-19 no lo vimos venir y tal como dijo el Papa Francisco: “fue como una
tormenta inesperada que nos desnudó”, es seguro que ellos tendrán sus propias tormentas
inesperadas. Sean cuales sean, nos toca a nosotros prepararlos con conocimientos peros sobre
todo con valores para que puedan enfrentarlas y salir adelante. Llegará el tiempo que nos
recordarán, que recordarán nuestras enseñanzas, nuestras actitudes, todo lo que consciente e
inconscientemente les vamos enseñando. ¿Hasta dónde llegará nuestra influencia? Esto se verá
más adelante, tal vez nos alcance el tiempo para verlo, tal vez ya no estemos aquí para
contemplarlo. Lo cierto es que llegado el momento, cada uno de nuestros alumnos se convertirán
en esos enanos que hoy somos y nosotros seremos parte de esos gigantes a cuyos hombros cada
uno se trepará y desde ahí podrá ver más allá por la altura que para ese tiempo los gigantes hayan
alcanzado. Eso sin duda es maravilloso.
Por todo ello, muchas felicidades queridos maestros y maestras.