San José, modelo de padre

Pbro. Evaristo Barranco Portillo

En este mes en el que celebramos a nuestros papás, reflexionando este regalo de Dios, recordamos que están llamados a una misión grande en medio de sus familias; como hijos de Dios sabemos que tenemos a nuestro Padre del Cielo en quien confiamos y de quien queremos aprender. Al enviar Dios a su Hijo al mundo, le permite crecer en medio de una familia, teniendo a la Virgen María como Madre y a San José como Padre.

San José es un ejemplo de paternidad, desde el momento en que acepta tomar a María como su esposa y a Jesús como su Hijo (Mt 1, 20), se entrega plenamente a su misión, siempre aceptando obedientemente la voluntad de Dios. Aunque es poco lo que encontramos en la Escritura sobre San José, es lo suficiente para tener un buen testimonio de su actuar.

Es San José un modelo para nuestros papás por su humildad, amor, entrega y obediencia, por ello, «Dios le ha puesto al cuidado de su familia, como siervo fiel y prudente, para que custodiara como padre a su Hijo Unigénito» (Redemptoris Custos, 8).

El papa Francisco en la Carta Apostólica “Patris Corde” (Con corazón de Padre) nos comparte algunos atributos que pueden imitarse. San José se entrega y ama a los suyos, sobre todo al ofrecer su vida al servicio del Mesías a quien amó en todo momento y acompañó en su crecimiento; así nuestros papás deben demostrar su amor a su esposa e hijos; desde que comienza su misión de padres deben ser capaces de abrazar, acompañar y educar con ese amor como el padre de Jesús. «Jesús vio la ternura de Dios en José» (Patris Corde, 2) y esa ternura, no se entiende como debilidad o fragilidad, sino como la capacidad de manifestar la misericordia de Dios, de mantener la fe viva y manifestar el rostro alegre del Señor; un padre debe sentirse capaz de mostrar esa misma ternura con los suyos, sin pensar en que es algo malo: es la manera de saber corregir y educar, pero con caridad.

La relación de San José con el trabajo, nos da la oportunidad de ver que Él, como cabeza de su familia, trabajó honestamente para poder llevar el sustento a su hogar; aquel carpintero que con dedicación trabajaba con sus manos y que inculcó en Jesús el valor y la dignidad del trabajo humano, nos motiva a ver que muchos hermanos salen de sus hogares para trabajar sin pesar ni cansancio por buscar el progreso de su familia, que con ánimo se enfuerzan por buscar los bienes materiales y dar ejemplo para que como hijos sepamos reconocer y ganar honestamente el pan de cada día. Así como Jesús crece y aprende el oficio de su Padre, como hijos tenemos que agradecer y aprender del testimonio de nuestros padres.

Aunque en los Evangelios no tenemos registrada alguna palabra de San José, su testimonio más grande son sus acciones, su silencio no es por querer callar ni mucho menos por temor, es porque confía plenamente en que Dios le asistirá y que no le abandona, esa misma confianza debe transmitirse a través de la vida de los papás, es muy edificante ver que confían en Dios, ver a los padres en oración ante el Sagrario o enseñando a sus hijos a hacer la señal de la Cruz forma parte de esa confianza que los mueve a poner su vida familiar en las manos de Dios y sembrar en los suyos la fe, que con su buen ejemplo irá creciendo de día en día.

«Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él» (Patris Corde, 7).

Que, así como Jesús reconoció, agradeció y amó totalmente a su padre terrenal hasta el final de sus días, que nosotros como hijos, sepamos también amar a Dios como nuestro Padre Celestial, pero también sepamos ser agradecidos con nuestros papás por cada momento de entrega, por su amor, su dedicación, por sus consejos y por sus cansancios, que en todo momento sepamos pedir a Dios para que siga bendiciendo su vida entre nosotros.

Que sea San José para nuestros padres un amigo cercano, en quien puedan encontrar un modelo a seguir, pero sobre todo en quien encuentren la intercesión para obtener la gracia de Dios para ellos y sus familias. Que siguiendo el ejemplo del padre de Jesús vivan el don de su paternidad con la abundancia de las bendiciones de Dios.