Los saludo, esperando que Nuestra Señora de Ocotlán cuide tanto de la Diócesis de Tlaxcala como de todos los lugares que hemos padecido el sismo. Espero que se encuentren bien y que no hayan sufrido daños personales o físicos; y a quienes se hallen en tales circunstancias, tanto a nivel personal como en sus familias que se encuentran en otros lugares, tengan la seguridad de nuestra solidaridad, oración y acompañamiento.
He pedido a los párrocos que estén atentos al estado de sus templos: daños menores, medios o mayores, al igual que las casas parroquiales y sus anexos.
Por la seguridad de todos, he solicitado a los responsables de templos que estemos en estrecha colaboración y coordinación con las autoridades civiles. He dispuesto que los templos se mantengan cerrados hasta que la autoridad civil nos dé luz verde para abrirlos; sin duda que esto se hará paulatinamente. De hecho, se ha iniciado
la valoración de los templos dañados. Pido la comprensión de todos.
Agradezco a las autoridades civiles el apoyo que han prestado a toda la población y por el trabajo de coordinación que hemos tenido.
Pido a nuestro Padre Dios que nos dé el consuelo y fortaleza, sobre todo a las personas afectadas, y pedimos a los Niños Mártires de Tlaxcala que intercedan por nosotros y nos ayuden a superar esta situación adversa que estamos pasando.
19 de septiembre de 2017.
+ Julio C. Salcedo Aquino, m.j.
IV Obispo de Tlaxcala