Diác. Edgar Valladares Rojas
Dentro de la dinámica de la vida cristiana hemos de aprender a cerrar ciclos y a estar abiertos con gratitud en el reconocimiento de que posiblemente Dios tiene para mí nuevos proyectos, hay que dejarse renovar desarrollando nuevas cualidades y permitir a la vez que se renueven nuestras estructuras pastorales dando la oportunidad a que otros las asuman. Es importante aprender a despedirse, pues la conclusión de toda actividad pastoral debe ser considerada parte integrante del mismo servicio. Conscientes de que el único protagonista es Cristo debemos despojarnos de cualquier tipo de pretensión y si mediante un profundo discernimiento se asume en la verdad la necesidad de abrirse a la voluntad de Dios en nuevo proyecto, debemos prepararnos adecuadamente ante Dios, lo cual nos permitirá atravesar con paz y confianza tal momento, que de otra forma podría ser doloroso y conflictivo. Esta decisión ha de ir acompañada de la certeza de que siempre se ha de buscar el bien de la Iglesia, de la preciosa experiencia acumulada a través del tiempo y que nos ha enriquecido, así como de la disponibilidad al servicio en cualquier otro apostolado desde el que podamos seguir obrando el bien a nuestros hermanos para gloria de Dios.