P. Ranulfo Rojas Bretón
Francia campeón del mundo en el recién terminado Mundial de Fútbol celebrado en Rusia. Un mundial que nos dejó enseñanzas importantes para nuestra vida y no solo para el fútbol. Una de las más fuertes para nosotros los mexicanos es que aunque nos duela, hay que reconocer que no basta el “imaginar cosas ching…” hay que prepararse y trabajar para que esas cosas que se imaginan puedan ser realidad. Y, es que el triunfo contra Alemania, el primero en la historia de los mundiales hizo albergar sueños que poco a poco fueron convirtiéndose en pesadilla para llegar al punto de partida y dejar para otra ocasión, no ya el ser campeones del mundo sino simplemente pasar al famoso quinto partido. De la mano de Juan Carlos Osorio, excelente metodólogo según
muchos, vimos una preparación que a todos disgustaba, con eso de las famosas “rotaciones” que finalmente no se vieron en el mundial, pero que a juicio de muchos, –me incluyo- impidieron tener una preparación que permitiera “dominar un sistema” y saber a lo que se jugaba. Con más de cuarenta alineaciones, es difícil llegar a dominar un juego de conjunto y eso se reflejó en los partidos del mundial.
Pero, volviendo a Francia campeón, se ve el resultado de ser un país donde los principios de respeto y tolerancia son parte de la cultura. Desde el inicio de la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, se fueron plasmando en el modo de convivir hasta llegar a ser en este momento un país con una diversidad racial y cultural impresionante. No es que hayan abatido la discriminación, pero la tolerancia se ve más en Francia que en otros países. Ejemplo de ello es el origen de la mayoría de los seleccionados franceses.
El dominio de África es impresionante y la razón es la política de Francia como potencia expansionista en los siglos XVII, XVIII, XIX y XX, de tal manera, que los países que fueron dominados, al paso del tiempo han llegado a tener vínculos que les permite a sus ciudadanos adquirir la nacionalidad francesa.
Francia actualmente es un mosaico y la presencia africana es dominante. Una muestra es la selección francesa donde casi todos los jugadores han nacido fuera de Francia pero tienen la nacionalidad. Eso permite que se desarrolle una potencia impresionante que favorece el triunfo que hoy celebran. En 1998 la figura era el argelino Zinedine Zidane, hoy las figuras abundan y todos son de ascendencia africana. La tolerancia y respeto cultivados en Francia deben ser una enseñanza para la sana convivencia entre las diferentes naciones. Hay todavía un camino largo pero esperemos que pronto se pueda vivir “el respeto al derecho ajeno”.
Croacia, según muchos, es campeón del mundo porque se ha ganado el corazón de todos. Normalmente hay una disposición afectiva para el débil, pero este mundial permitió conocer un poco más de este pequeño país Balcánico de apenas cuatro millones de habitantes de mayoría católica. Hace tiempo, un amigo croata me permitió conocer un poco más el drama que vivió este país, tanto bajo la dominación de la desaparecida URSSS, bajo el líder Tito Khrushchev, como en la tristemente famosa “Guerra de los Balcanes” en la que a finales de los ochentas se enfrentaron Serbios, Bosnios y Croatas en una guerra cruel que destruyó a esos países. Un país de luchadores y que hoy son reconocidos por sus triunfos en los mundiales.
Felicitaciones a Francia y de manera especial a Croacia que con poco ha hecho mucho.