+ Mons. Francisco Moreno Barrón
Obispo de Tlaxcala
El 23 de septiembre celebramos la Fiesta Diocesana de los Beatos Niños Mártires Tlaxcaltecas Cristóbal, Antonio y Juan, en el Ex convento Franciscano en ruinas, que se encuentra en Atlihuetzia, lugar donde nació Cristobalito, y cuyo rescate hemos iniciado para que sea el Santuario de estos Beatos.
Al establecerse en Tlaxcala los Franciscanos en 1524, fundaron una escuela para niños, donde Fray Martín de Valencia les enseñaba “Desde el ABC hasta leer latín” (Motolinía). En esta escuela se forjó el corazón de los tres niños que derramaron su sangre entre los años 1527 y 1529 por dar testimonio del evangelio y predicar la doctrina cristiana en la Nueva España (hoy México).
El 6 de mayo de 1990 los tres niños fueron beatificados por Juan Pablo II en la Basílica de Guadalupe, en México. Aunque está vivo su recuerdo en el pueblo tlaxcalteca, hemos de reconocer que debemos darles aún el lugar que les corresponde en la vida de nuestra Diócesis. Nos urge impulsar su Causa de Canonización, que es el término de un proceso por el cual la Iglesia declara oficialmente su Santidad, proponiéndolos a la Iglesia Universal como ejemplos de vida cristiana e intercesores ante Dios.
Nuestro Plan Diocesano de Pastoral 2009-2019 nos pide “promover el conocimiento y devoción de los Niños Mártires tlaxcaltecas Cristóbal, Antonio y Juan en todas las estructuras diocesanas” y nos presenta once iniciativas para lograr dicho objetivo. Este compromiso, que hemos asumido como Diócesis, ha de ser una tarea constante en nuestra acción pastoral.
Para promover su Canonización, más allá de los requisitos de una postulación ante la Santa Sede, necesitamos sobre todo: difundir su devoción en la propia Diócesis de Tlaxcala, en otras diócesis y aún en el extranjero; y que la gente dé noticia de los favores recibidos, pues necesitamos un milagro, probado médicamente, realizado por Dios con su intercesión. La fama de santidad va mucho más allá de un milagro. Por eso es necesario documentar todos esos favores recibidos, pero sobre todo hay que promover su santidad entre todo el pueblo de Dios, particularmente entre los niños, adolescentes y jóvenes, de manera que se susciten muchas y buenas vocaciones para la vida sacerdotal y religiosa.
Todo esto lo hemos de hacer, no por ellos, si no por nosotros mismos, pues los necesitamos en el impulso de la obra evangelizadora en la Misión Continental en América Latina y en cada una de nuestras parroquias. Mantengamos vivos a nuestros Niños Mártires en nuestra mente y en nuestro corazón, porque eso da vida a nuestra Diócesis de Tlaxcala.
Como un gran impulso a esta causa de Canonización, el 24 de marzo de 2012, en su discurso en la plaza de la Paz de Guanajuato, el Papa Benedicto XVI invitó a los niños de México y de todo el mundo a tomar como ejemplo la vida cristiana de Cristóbal, Antonio y Juan, los Niños Mártires de Tlaxcala, que anunciaron a Cristo en los primeros años de la evangelización de México, pues “descubrieron que no había tesoro más grande que él”.
El testimonio de estos niños y su intercesión ante Dios ya esta dando frutos espirituales en nuestra Diócesis y, con la participación gozosa y constante de todos, confiemos en que muy pronto culmine su proceso de Canonización, para la mayor gloria de Dios y bien de su pueblo que peregrina en Tlaxcala.