MIÉRCOLES DE CENIZA

Pbro. Lic. J. Gabriel Pérez Muñoz

Con esta práctica de la imposición de Ceniza iniciamos el tiempo de cuaresma. En los inicios de la Iglesia la ceniza no se ponía a todos, sólo se colocaba a aquellos que estaban dispuestos a iniciar un proceso de conversión, de cambio de vida, aquellos que estaban dispuestos a luchar contra sus vicios, sus desordenes, sus pecados y entonces comenzaba con el sacramento de la confesión que se llama en los orígenes “Penitencia pública”, es decir, el pecador se reconocía pecador delante de la comunidad no decía sus pecados delante de ellos,  pedía a la comunidad que oraran por él, para que Dios le ayudara en ese camino de conversión que iniciaría para cambiar su vida y, él, se comprometía con la comunidad hacer este esfuerzo ese sacrificio.

Una vez que expresaba esto pasaba con el obispo o con el sacerdote y confesaba sus pecados. Una vez que confesaba sus pecados el obispo o el sacerdote le imponía una penitencia medicinal que le ayudara a superar su pecado su maldad su desorden y si el pecador estaba dispuesto a cumplir esta penitencia entonces recibía la ceniza, como un signo de arrepentimiento de humildad y de disponibilidad para empezar a luchar contras ese pecado. El obispo o el sacerdote no le daba la absolución, escuchaba los pecados, le imponía la ceniza y se iba cuarenta días, algunos les ponían un año, otros o hasta tres años según fuera el pecado. Al cabo de ese tiempo una vez que habían hecho su penitencia, que habían trabajado en la lucha contra ese pecado regresaban delante del obispo o el sacerdote junto con toda la comunidad, lo recibían con mucha alegría y, con ello, la absolución (la absolución después de haber hecho el itinerario). La comunidad hacía una gran fiesta porque estos pecadores habían superado su pecado y reincorporado a la comunidad. Así nació el gesto de la ceniza.

¿Verdaderamente vamos el Miércoles de Ceniza con la intención de empezar un camino de penitencia, oración, ayuno, de abstinencia y conversión?

La Ceniza no es un rito mágico, ni de protección especial —como muchos podrían considerarlo—.  La ceniza simboliza a la vez el pecado y la fragilidad del hombre. Muchos creen que la ceniza es un rito que les da algo especial, sin que haya que cambiar algo en nuestra vida espiritual y no es así. La ceniza es un rito de conversión:Conviértete y cree en el Evangelio. Es un rito de reconocimiento de nuestra insuficiencia y nuestra nada: Polvo eres y en polvo te has de convertir.

Por ello, la Cuaresma es: El tiempo litúrgico que va a prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es buscar morir al pecado para resucitar a una vida nueva. La cuaresma es, dejarnos llevar por el Espíritu Santo para entrar con Jesús al desierto (durante estos cuarenta días), vivir con Él de la Palabra, con Él vencer las tentaciones y caminar con Él en el camino de la obediencia al Padre (cf. Mcos1, 12; Lc 4,1-13; Mt 4,1-16).

La temática de esta celebración es:

  1. La gran misericordia de Dios, el amor que Él tiene al hombre pecador.
  2. La invitación que nos hace Dios a una verdadera conversión, al arrepentimiento de nuestros pecados.
  3. A la vivencia del ayuno, la oración y las obras de caridad.

El Miércoles de Ceniza nos invita hacer un alto en nuestra vida

El Señor nos llama hoy a reconciliarnos con Él, ya que éste es el tiempo favorable para hacerlo, efectuando un profundo cambio en nuestras vidas, una verdadera conversión y renovación pascual que exige una ruptura con el pecado, como aparece en Efesios 4,22-24: “Despojarse del hombre viejo al que sus pasiones van destruyendo, abandonar nuestra conducta anterior de pecado y renovarse por el espíritu desde dentro. Revestirnos, del hombre nuevo, del hombre según Dios”.

La ceniza es un sacramental no un sacramento

Los Sacramentos son de institución divina, fueron instituidos por Cristo para otorgarnos la Gracia. Los sacramentales son instituidos por la Iglesia y nos preparan para recibir la Gracia de los Sacramentos y para aprovechar esa gracia de manera fructífera. Por lo tanto, no puede darse más importancia a los sacramentales que a los Sacramentos.

Esto, no quiere decir que no se usen los sacramentales, ciertamente, éstas prácticas tienen funciones de auxilio para llevar una vida más cercana a Dios, pero nunca pueden ponerse por encima de los Sacramentos que sí son indispensables para nuestra salvación.

¡Qué este próximo Miércoles de Ceniza vivamos con espíritu de conversión, el inicio de la cuaresma!

Dios les bendiga…