Tareas de la catequesis.

Pbro. Arturo Gutiérrez Hernández

FUENTES DE LA CATEQUESIS

Entre las fuentes, la Sagrada Escritura evidentemente tiene preeminencia por su peculiar relación con la Palabra de Dios. Las fuentes, en cierto sentido, pueden ser también formas de catequesis.

  1. Sagrada Escritura: La catequesis extrae su mensaje de la Palabra de Dios, que es su fuente principal. Por eso, “es fundamental que la Palabra revelada fecunde radicalmente la catequesis y todos los esfuerzos por transmitir la fe”. “La fe proviene de la escucha del mensaje y la escucha, por la palabra de Cristo” (Rom 10,17). A través de la predicación y la catequesis, el Espíritu Santo mismo enseña, generando un encuentro con la Palabra de Dios, viva y eficaz (cf. Heb 4,12).
  2. Tradición: En la línea de la Tradición, el pensamiento y los escritos de los Padres de la Iglesia juegan un papel importante. En cuanto expresión de la experiencia eclesial del pasado y de la continuidad dinámica que existe entre el anuncio de los primeros discípulos y el nuestro, es bueno que la vida y las obras de los Padres encuentren un lugar adecuado entre los contenidos de la catequesis

Cristo dio a los apóstoles y a sus sucesores el mandato permanente de anunciar el Evangelio hasta los confines de la tierra, prometiéndoles la asistencia del Espíritu Santo (cf. Mt 28,20; Mc 16,15; Jn 20,21-22; Hch 1,8) que los haría maestros de la humanidad en relación con la salvación, transmitiendo la Palabra de Dios oralmente (Tradición) y por escrito (Sagrada Escritura).

MAGISTERIO

El Magisterio de la Iglesia preserva, interpreta y transmite el depósito de la fe, es decir, el contenido de la Revelación. Básicamente, todo el Pueblo de Dios está obligado a custodiar y difundir el depósito de la fe, ya que es tarea de toda la Iglesia anunciar el Evangelio a todas las gentes. Pero la autoridad para enseñar oficial y legítimamente el mensaje salvífico en el nombre de Jesucristo pertenece al colegio de los obispos. Por lo tanto:

  1. El Romano Pontífice y
  2. Los obispos en comunión con él son los sujetos del Magisterio eclesial.

Ellos tienen la responsabilidad primaria de instruir al Pueblo de Dios sobre los contenidos de la fe y de la moral cristiana, así como de promover su anuncio en todo el mundo (cf. LG 25). El Magisterio es una institución deseada positivamente por Cristo como elemento constitutivo de la Iglesia. Escritura, Tradición y Magisterio, por tanto, están estrechamente vinculados y ninguno de ellos existe sin los demás. Juntos contribuyen eficazmente, cada uno según su propio modo, a la salvación de los hombres (cf. DV 10).  La catequesis es, entre otras cosas, una mediación de los pronunciamientos del Magisterio.

LITURGIA

La liturgia es una de las fuentes esenciales e indispensables de la catequesis de la Iglesia, no sólo porque la catequesis puede tomar de ella contenidos, lenguajes, gestos y palabras de fe, sino sobre todo porque se pertenecen mutuamente en el acto mismo de creer. La liturgia y la catequesis, entendidas a la luz de la Tradición de la Iglesia, aunque cada una tiene su propia especificidad, no deben yuxtaponerse, sino que deben entenderse en el contexto de la vida cristiana y eclesial, y ambas están orientadas a hacer vivir la experiencia del amor de Dios.

La liturgia es “el lugar privilegiado de la catequesis del pueblo de Dios”

El camino formativo del cristiano, como lo atestiguan las Catequesis mistagógicas de los Padres de la Iglesia, siempre tuvo un carácter vivencial, sin descuidar, la inteligencia de la fe. El encuentro vivo y persuasivo con Cristo anunciado por testigos auténticos era determinante. Por tanto, quien introduce en los misterios es, ante todo, un testigo. Este encuentro tiene su fuente y su culmen en la celebración de la Eucaristía y se profundiza en la catequesis.

El testimonio de los santos y de los mártires

Desde los primeros siglos, el ejemplo de la Virgen María y la vida de los santos y de los mártires ha sido una parte integral y eficaz de la catequesis: desde las actas martyrum hasta las pasiones, desde los frescos en las Iglesias y los iconos hasta las historias edificantes para los niños y personas analfabetas.

Los testimonios de vida y de muerte por el Señor ofrecidos por los santos y los mártires han sido auténticas sequentiae sancti Evangelii, pasajes del Evangelio capaces de anunciar a Cristo y de despertar y alimentar la fe en Él.

La Iglesia considera a los mártires maestros ilustres de la fe, que, con los esfuerzos y sufrimientos de su apostolado, permitieron la primera expansión y formulación de la fe misma. En los mártires la Iglesia encuentra su germen de vida: semen est sanguis christianorum.